3.25.2008

Cuentos para gatos



Cuentos para Gatos (el poeta descalzo)
Primero fueron las piedras, que le quitaron al mar su arrebato. Se cubrieron de hiedra y cada hueco y rincón, fue el hogar de los gatos. Vinieron sin querer, sin nadie haberlos secuestrado, quizás se perdió alguno y con otro se ha juntado, quizás pasara así, pero eso tan sólo lo sabe el mar…

1ª PARTE
Desde donde ya no estoy, quiero escribir cuentos para gatos.
Que no suene a garabato, a la hora de decir, que pienso en los humanos, que pensaron en mí.Quiero contar un cuento, que se llene todo de sentimientos, en cualquier historia contada, la quiero contar para ti, no quiero que se olvide la memoria, de la vida que perdí. Cuentos para gatos, para ti y para mí: Para la vida pasada que no me tocó vivir…

Morí envenenado, por segunda vez, a la primera lo intentaron, pero no me dejé querer.
Fuimos tres hermanos, un día de lluvia, mi madre no podía con los tres y se llevó a dos, a mí me abandonó me tocó perder, ¿o quizás, no? no lo sé: Queda la duda.
Se me perdió la ocasión de decir lo que sentía, sufría la vida que empezó a llenarme de agonías. Maullaba a la mañana, a la madrugada, a la noche, al dolor…Maullaba al Amor, a un triste Poeta que escribe en un rincón, le hablaba a la vida, también a la desesperación.



Quiso la ocasión que me adoptara, pero su suspiro suspira, cuando suspiro yo.
¡Qué sintió él, cuando lo sentí yo? ¿Qué me hizo perder, el alma, la vida y la razón?
Quiero empezar esta historia, pero que no se manche de dolor, ni que se olvide la memoria, que me olvidé yo. Cuentos para niños, para llenar la imaginación, así empieza mi historia, así empiezo yo: No es que sea un capricho, es que es, un dolor.
Comencé a vivir un día, el abandono del amor, mi alma sufría, a la vez que sufría yo.
Fuimos tres hermanos, mi madre tricolor se llevó a dos agarrados del cuello y a mí me dejo olvidado, sentí tanto dolor, tanto desconsuelo, que no sabía ver las estrellas del cielo: lloraba con un llanto apagado. Me llamo Mao, el Poeta me bautizó, pasaba noches inquietas, lloraba de dolor, estaba sola, asustada, me podía la emoción…
Lloré tres días seguidos, con sus noches, el Poeta vivía encima mío, en un camastro, me acercaba una mano, para que oliera a hombre, para que me acostumbrara, a su voz, me llamaba muy suave pero yo, que no, no entendía la razón, me llamaba muy suave, para que no me asustara. Los días fueron pasando, poco a poco nos entendíamos, nos fuimos queriendo, porque estaba sola, no tenía otro remedio.
Pero yo, estaba siempre asustada, irritada…
Buscaba la vida cierta que el destino me negaba, buscaba vivir, yo lo buscaba, pero no era así: Pero de algo me acuerdo, y así empezó todo: No puedo contarlo todo, porque todo no lo viví yo, estaba el Poeta antes, estaba primero que yo estaba su razón, que disfrazaba con el arte de escribir, estaba su razón de hombre, donde el alma esconde cosas perdidas que le da por decir. Tenía mi vida, sin quererla tener, quería tener tantas cosas prohibidas, quería ganar, sin saber que podía perder.
Pero ya eso pasó, y los quiero entretener, con un cuento para gatos, para niños con imaginación; cuentan que entre cuatro, le dieron la vuelta al dolor, cuentos de los gatos, de los ratos, que pasó buscándome los gatos…Pero no quería yo.

2ª PARTE. Jauría de Gatos. Vivía entre las piedras, que lo llaman malecón, entre los pasos perdidos de un hombre, que el destino olvidó: Habían más gatos, disfrazados de color, había amor y rechazo, o por lo menos lo sentía yo. Me acuerdo de un gato, que al Poeta le gustaba, le puso de nombre “Poet”, era Siamés, muy presumido, era muy suyo.Era de él: yo sentía que se sentía querido, no pregunten el por qué. Estaba metido en un mundo, en que no sabía pensar, era muy bello, ojos azules, blanco de pelo… Era un peluche:
Pero me da que era de hielo; Se acostumbró al Poeta, su poesía le cautivó, ya no le extrañaba las gestas, que el Poeta realizó, que nadie dude que era un bello gato, lo digo yo, que lo supe de su misma persona, de su propia voz. Un día ocurrió lo que no se esperaba nadie, tantas personas que conocío, pero pocos eran amables, hubo algunos, con intento de traición, vi tanto, sentí tanta emoción…Fueron dos amigas, que el Poeta conoció, fué la sonrisa que se perdió; fué la ilusión, que la hicieron trizas, fueron momentos de dolor: Tanta confianza, que atrás se quedó. Querían a “Poet”, por su raza y condición, querían sus ojos, para casarlos con un amor diferente, para casarlo por amor. Pero nunca vinieron, nunca llegó a descifrar el misterio del gato, espero que esté bien… aunque sonría a ratos.Era tan bonito, tan guapo, los ojos azules, como el espacio, se me quedó la sensación del porqué era tan orgulloso, tan hermoso; porque fue un milagro de la genética, pues su madre era tricolor, y su padre, ¿Quién lo sabe…? ¿Lo voy a saber yo? Por tener su condición, conoció a muchos gatos, los maullidos y la voz de un Poeta, que lo llaman “El Descalzo”. Parecía que era el amo, nunca encontraba cerrada, ninguna puerta. El Sol de los domingos, la gente que pasea, que piensa diferente pero con los mismos problemas. Los baños en el mar, saltando entre las piedras, la hora de comer y después dormir la siesta. Hice amistad, con todos los gatos, los quiero nombrar, sin querer recordarlo, para mi, que el Jefe de todos, yo creo que éramos treinta era uno que tenía mala prensa, era un gato Persa, gris, con la piel muy espesa, muy guapo él, pero con muy malas maneras. Lo llamamos “Nuf”, siempre estaba refunfuñando, pero tenía algo, yo creo que era el don del mando, de decirte que Tú, te quitaras del paso, ninguno se atrevía a discutir con él, no le tenían envidia, no sabía en que gastar su tiempo, parecía que nada le preocupaba, pero yo no sé si eso es cierto, o simple- mente, aparentaba: El, era así. De todas formas, impresionaba, era fuerte, una pasada, era el jefe, de la manada. Entre tanto gato, hubo también perros, que vivían en las piedras, algunos de ellos con mala condición y rarezas: Por
allí campaba un Foxterrier grande, de nombre “Pinocho”, era blanco, era muy hermoso, otro canelo, al cual el Poeta, lo cuidaba con esmero, le puso “Mimo”, era muy bueno, pues bien, con este perro se crió una gata, se le puso el nombre de “Marta”, tantos gatos, cuanta lata.

Que buena era Marta, tricolor, muy dulce, juguetona: Un Amor, pero de todo esto se deduce, que el niño mimado era el perro, pues no: Eran los dos, eran un complemento, que contado así, parece que no es cierto, pero de veras que sí. Te voy a contar algo que aún recuerdo, fue un momento tal, que se me quedó en mi mente, grabado para siempre.
Fué un acuerdo con todos, les hicieron una foto, en el cuarto de la tele, encima de ella.Uno recostado sobre el otro, parecían peluches de juguete.Había veces que parecía que peleaban, el Poeta se asustaba, les tenía mucho cariño, no quería que se lastimaran…Pero no era así, tan sólo jugaban, parecían hacerse daño, pero sólo amagaban los golpes, mordiscos y zarpazos, que uno y otro, se daban, fue muy bonito, en mi mente se quedó para siempre, esa foto grabada. A pesar de que “Nuf”, era el jefe de todos los gatos que allí habíamos, yo creo que mas dueño era el “ Sabio”, que todo lo sabía, no había rato, que sólo con mirar cuando alguno hacía una fechoría, ten enseñaba a pensar, que eso no se hacía, te hacía sentir tan seguro, buscando siempre los pensamientos puros, para poder sobrevivir, en esta jungla de piedra, en esta Tundra que deja el Alma congelada, en los días, que pasaban y pasaban y con ellos, yo crecía: A veces con la humedad, parecía una tumba.
Yo pienso, que el sabio adquirió la inteligencia, gracias a la paciencia, a tantos cruces en la raza; a su caminar despacio.

Tenía mil colores, por no poder, no podías acertar con su vínculo de cuna, ni el mismo lo sabía, no te lo decía, pero a pesar de ello, yo sabía que él no lo sabía: Pero había algún gato, que lo miraba con dudas. Era tan listo… En los fines de semana, mucha gente veía de pesca, se daba muy bien, pero había peleas entre nosotros, por coger la mejor pieza: ¿Qué como lo hacíamos? con paciencia, aprendiendo de el Sabio mirando sus gestas, sus instintos. Se acercaba despacio, parecía que tomaba el Sol, pero había algo imaginario, a mí, me decía que no; se acercaba muy despacio, de piedra en piedra, acechando un cubo de plástico, que tenía agua, y algún que otro pescado, no eran iguales, pero al sólo mirarlos, se va acercando, siempre disimulando: Mirando al pescador, cuando a veces miraba, maullaba alguna vez, el hombre miraba a la caña, y sabía que podía perder, pescado cogido, pero se tuvo que volver… ¡Había picado algo! se dobló la caña en arco, y el hombre iba a lo suyo. Ya tenía para elegir el Sabio, de él yo también aprendí, cuando quería, cogía un sargo, un gallo, o lo que el quería elegir, una sardina o una breca, en cuanto metía la cabeza, era un ver y no ver… Ya se había marchado, ¡la hora de comer!.Pues bien, el que no aprendió de él, porque tiempo le ha faltado, por no haberse fijado, o no querer entender. Desde luego, a mí, pescado no me ha faltado, ni ganas de comer, cuando no era uno era el otro, el que pescaba, el que venía a mirar, los botes, que de allí, se veían zarpar. Entre tantos y tantas voces, bocadillos, al merendar; allí estaban los gatos, a su lado tomando el Sol, esperando que a ratos, un dulce o un trozo de jamón se caiga en las piedras y se derrita con el calor; ¡pero ahí estoy yo! Un trozo de queso, el pan, como que no, allí no faltaba nada, si tenías imaginación; Que tiempos aquellos cuando vivía yo…
Aprendí mucho del Sabio, no me quedó otra opción.

Con el transcurrir del tiempo, prácticamente no quedaba huecos en las piedras para tanto gato, muchas peleas, algunos enfadados, pero miraba Nuf, y poco a poco se iba callando la algarabía, pasaba el Sabio, tan tranquilo. Todos ellos lo querían.
Siempre me quedó la sensación, que por dentro sonreía.No sé que fue de él, pues yo me marché, sin tener culpa ninguna, venían hombres disfrazados de azul, con comida y órdenes expresas, para nuestra extinción. Comida envenenada, en lata de ración…
Los hombres de azul, que el gobierno mandaba.En los tetrápodos que les corta las furias al mar, hay un muro que hay que escalar, nosotros los gatos, para los hombres, es sólo saltar.Pues bien, el Poeta, que siempre viene y va, entra y sale para comer, a descansar, sube para escribir y así siempre está.Mujeres muy buenas, todos los días, nos traían el mejor manjar: Los ponían en la acera o lo hacían bajar.

3ª PARTE Los Gatos en el muro. Mañana, tarde y noche como que fuera costumbre, mucha gente paseando, los gatos que se esconden entre la techumbre de hormigón de los muros, que lo llaman malecón, mujeres mayores y jóvenes, que siente pasión por nosotros los gatos, con sus carritos, tirados por sus cansadas manos, las arrugas de sus caras y las guapas, sus encantos.La mejor comida, agua, alguna que otra golosina, ¡Pero yo ahora pensando, si no faltaba de nada, tan sólo sobraba el espanto vestido azul, no lo entendía y sentía inquietud, era una forma como otra de salvar la vida; Pero la juventud hace estragos y más siendo un gato, imagina que sería siendo una jauría, quien no llegaba a la hora de comer, que por instinto natural, todas sabían cuál es… Había que buscar las sobras que otros no quisieron comer y si fue sin querer, una absurda maniobra de alguien, cuando se pierde un trozo de carne y quieres cenar, si es comida envenenada, como te lo vas a imaginar.

Tantos amaneceres, tantas tardes, muchas mujeres: que comida no falte; Fue una tarde de otoño, las olas del mar, empujadas por la fuerza del viento, esperaban encontrar un lugar para saltar sobre el cemento, pero pocas veces llegaban arriba, hasta la avenida; el Poeta conoció a tantas personas, tanta gente lo conocía, que había uno entre tantos, que paseaba por la avenida por las tardes, con un perro de presa, con un gran bozal, como andamiaje: Una vez, ocurrió, que un gato, gris y marrón, se dedicó a esperar al perro al pasar y al llegar a su lado, estaba acostado para a su cuello saltar. ¿Se imaginan ustedes que tremendo enfado, para su dueño?
¡Y para el perro, que estaba embozado?. No me acuerdo como se llamaba este gato, eran tantos, en ésta manada, pero éste tenía algo de valor, era listo, cosa que yo, no tenía previsto para mí. Siempre sabía la hora, yo no sé, como lo hacía, pero esperaba a las sombras a deshoras, para hacerlas venir.
Yo miraba y no sabía que decir, pero pedía por favor que no saltara, pero se echaba a reír…¡Cómo disfrutaba! Y me hacía disfrutar a mí: Qué susto me daba, cuando yo veía venir, a ese perro, con su cara de misterio, serio, atada su impotencia, con un bozal, ¡qué agonía! Verlo saltar a su cuello y no poderse defender…
Si no fuera por esto, o aquello, contigo yo sabría lo que hacer,: Pensaba el perro; pero no podía morder, pero el gato no sabía, que un día, el dueño lo esperó y en un arrebato de ira, le dio tal puntapié, que le entró como un sueño, pero el mar, no sé por qué lo despejó; rebotó en las piedras, se sintió, como si fuera una esponja, lo mojó el mar…Pero se reía con sorna: yo no sabía si reír, o si llorar, sentía tantos sentimientos, me daba risa, me daba miedo, al ver las prisas de aquel gato, por vivir…Sentía tanta pena al sentir: No sé por qué, pero al verlo, me dio por sufrir, por sentir, que no quería vivir en serio, la vida, que le toco vivir. Y seguía haciendo lo mismo, que a mi me hacía sonreír y sufrir, se sentía él el amo, cuando lo veía venir…Pero ahora tenía cuidado, pues el dueño al perro le había quitado el bozal, por si está escondido el gato, por si está.

Así pasaban los días, las semanas y cada vez habían más gatos en ésta manada.
Y la vida sigue y no pasa nada, aparentemente…Cuando el Poeta se marchaba, yo hacía que no lo veía, pero lo seguía con la mirada, por las mañanas saltaba el muro y yo detrás, escondida entre las piedras, con disimulo, le seguía cada paso, saltaba a la acera, me metía entre los bancos y el Poeta que me fuera, porque había mucho tráfico.
Cuántas veces me cogió y me devolvió las piedras, cuánto tiempo perdido, para el pobre Poeta.Dormíamos juntos, cuántas noches con suspiros, por culpa de las letras, de los sentimientos con sentidos, que sin él, no se acuestan:Todas las mañanas, ¡la comida!, las mujeres que venían con las latas y alguna golosina; había prisas por llegar, pero allí estaba “Nuf”, era el primero, producía inquietud, los que comen antes, son los más fuertes, pero el más ágil, era el valiente que se atrevía a hincarle los dientes y arrebatar la comida a su oponente, al más fuerte.
Pero era una suerte, yo lo sabía, había para todos, tantas mujeres, cuánta comida.

Pasaba la tarde, la noche venía, la humedad del mar, que el cuerpo encogía, yo dormía con el Poeta, arrullado entre sus brazos, me buscaba a mí también, nos sentíamos hermanos, nos dábamos calor…Me quedaba dormida, a su cuello abrazada, a veces tenía pesadillas y su piel arañaba, él, se enfadaba.
De repente se despertaba, con el sabor del dolor, con la dura sensación, que se siente, cuando unas garras, te desgarró la piel…El Poeta se despertó, asustado, enfadado, indignado por el arañón: Y yo que dormía y soñaba con mi voz, no sabía que usaba las garras, cuando el sueño me llevó, a situaciones imaginarias que yo creía real, me parecía a mí que estaba peleando con otro gato, que estaba defendiendo lo que tanto me costó tener… fue un sueño, aún no sé por qué.
Pero pasé un mal rato, no quería saber, parecía una niña, me escondía por dentro, no encontraba salidas: Pero tan sólo eran sueños, fueron recuerdos, que se llenaron de pesadillas: Fueron intentos de conseguir, tantas cosas prohibidas… No sabía como salir pero tan sólo fueron sueños, envueltos en pesadillas.
Cuántas noches con frío, cuántos reproches perdidos en el mar que embravecido, se escuchaba gritar, su fuerte gemido, que sentaba tan mal,: se escuchaba vientos y quejidos, por los rincones muertos y el Poeta y yo, escondidos del frío, de la humedad de la noche, entre tantas piedras partidas, siempre buscaba encontrar enseguida, un resquicio, un escape, una salida, sin saber por qué tanta angustia sentía, cuanta humedad, que mis huesos no pedían, me sentaba tan mal, pero era así la vida, la que quise vivir… la que por mí, vivía: No quería vengarme, de nada ni de nadie, pero me tocó sufrir, sentir mis propios sentimientos. Quería saber si era cierto, lo que yo sentía, buscaba vivir la vida, aprovecharme de las ocasiones perdidas, donde no tenía sitio para escapar.

Buscaba encontrar, una cinta de rosas, flores con mariposas, una que es así y ya ves, me da igual, lo que pienses de mí.Una que es así: Y si vivo, me da por vivir…
Sentir y saber, tener la sensación de dolor, de frío, de perder lo que yo creía que era mío… y murió.Tener la sensación y no saber a quien pedirle perdón. Pero, ¿Por qué? ¡Con qué razón? Bueno, yo a lo mío, a relatar mi dolor: Cuentos para gatos y gente mayor. Cuento lo vivido, las faltas del Amor… De sentir que has vivido y de repente se marcha la vida. Te deja perdida, sumida en el dolor, no entiendes nada, estás abandonada, como mi madre me abandonó.

Recuerdo una mañana que amaneció, con un sol, que regalaba sonrisas y encendía mi corazón:Entre tantas piedras juntas, una gaviota se acostumbró a pasear por ellas, así, todos los días; pero un día sucedió, que uno de los gatos, uno más del montón; se encaró con el ave: Admiro su valor. Era el “Sabio”. Todo un señor.
Pero que grande era la gaviota, vista de cerca, parecía un águila, tan fuerte, tan bella… ¡qué grande!. Pero tenía malas pulgas, del lugar se hizo la dueña.
Siempre buscaba yo encontrar un lugar propicio, cuando la veía llegar, procuraba no estar, al alcance de su pico, por si algo quería picar: Me ponía a mirar, entre rincones escondidos. El “Sabio”, ¡Qué grandeza! no perdía la entereza y a su sombra se iba a sentar, no le asustaba su pico, ni su forma de mirar, tampoco la seriedad con que le dijo, por aquí, no puedes pasar… El callado, estudiando, se puso a mirar, a estudiar las formas y las maneras de la gaviota, le quería hacer ver que estaba haciendo la idiota, con su forma de proceder. Se lo quería hacer saber, sin que sufriera al enterarse, que no por ser grande podía adueñarse del lugar…Se lo quería enseñar, sin que lo pasara tan mal.
No le asustaban los alazos que la gaviota, pegaba, no quería darle un zarpazo, sino hacerle saber que callada, salía ganando más, se lo quería hacer saber, sin hacerle ningún mal.Y que por fin, pueda entender que no por ser tan grande, se iba a hacer la dueña del lugar… No le quedó más remedio, que adaptarse y no mandar nunca más, volvió a cortarle el paso a otro gato, estuvo sólo un verano y después la vi marchar, con cada aleteo, se alejaba más y más, por si acaso, me ponía a mirar…
El Sol se está poniendo, ya se nota la humedad: Cada gato que escoja un hueco, porque yo me voy a acostar…Mañana es otro día, que aventuras traerá.

4ª PARTE: Noche de Tormenta.
Aparte de la humedad, esa noche, cayó una gran lluvia, todos buscamos el mismo lugar, para darnos calor, como si se quisieran abrazar: Olvidar la furia, que tanto nos asustó.Algunos maullaban, otros lloraban asustados por los truenos que hacían temblar las piedras donde estábamos resguardados del frío; los rayos y los relámpagos encendían la noche, parecía de día, pero duraba tan sólo un segundo, parecía una fiesta, pero no era así, pasé mucho miedo, menos mal que dormía con el Poeta y se abrazaba a mí…Y yo a su cuello, para dormir.
Tenía pesadillas, presentía mi porvenir, no sabía cuando llegaría, pero tenía que ser así:Me agarraba a su garganta, ahora con muchísimo cuidado, pues al haberlo arañado antes, se puso muy enfadado.
¡Cuánto tarda una noche en pasar, cuando lo pasas tan mal, pero las horas pasan volando, cuando miras como se embrevece el mar, como se crece, y te hace marchar a otro sitio…A otro lugar: Te hace marchar. Calladito, sin mirar para atrás.
Amanece, tímidamente, pero amanece: Templadito se va encendiendo el negro cielo, de verde esperanza, haces de luz, que reflejan en el mar, haciendo que tú, te pongas a mirar, la maravilla que se ve… azul, que amalgama de colores, colores de pastel, de luz de Amor con ilusiones: Reflejados en el agua. Con cada minuto que pasaba, la mañana iba cambiando, se veían gaviotas volar, y algunos otros pájaros, que no sabría llamar por su nombre, pero pasaban rozando el mar, cómo volaban, cómo subían y bajaban en picado, a qué velocidad, se zambullían en el mar y salían con un pescado, y se lo comían entre las piedras, yo mirando agazapado, buscando alguna pieza, pero empieza la mañana…La mañana empieza.

Se van desperezando los gatos, uno a uno, van saliendo, a buscar algún regalo. A esperar a las mujeres, con comida para gatos.El Sol, poco a poco, va ganando altura, el mar ahora parece un plato, tiene un brillo que embellece, los reflejos dorados.
Parece una locura, todos mirando, esperando, porque saben la hora que llegan las mujeres, ¿Tienen reloj?, no, instinto animal, supervivencia quizás, si lo sabré yo también, que espero ver, como llegan para poner, las latas en su lugar…No todas van juntas, pues se ponen a pelear, suelen haber serias disputas, a la hora de comer.

¡El desayuno, que placer,! gritan algunos con ganas de comer,
pero siempre está ahí, “Nuf”, con su rostro serio, elije el mejor pastel y se pierde por ahí, en medio de las piedras, buscando quizás, jugar con algún reflejo de luz, que le llega cuando el sol se deja reflejar en el mar. Quizás se ponga a jugar, pero ahora está comiendo y haber quien es el listo, que lo va a molestar.¿Quién de tantos, no lo habrá visto, ya enfadar, gruñir, cuando algún listo, lo ha querido molestar? Elegía el primero, nunca pedía nada a terceros, tampoco abusaba de su poder, su forma de caminar, tan pausada, a veces saludaba, con algún que otro gesto, casi nunca estaba molesto, pues sabía elegir, lo que comer. Por ahí cerca andaba “Marta”, de aquí para allá parecía que no tenía ganas de nada, le quitaba importancia, pero quería desayunar no tenía problemas, sabía esperar. Yo tranquila, no tenía que pelearme con nadie para comer, sabía esperar, sabía escoger.
“Pinocho”, era un perro blanco, que había en el lugar, esperaba ver moverse a los gatos, pues él, también, quería desayunar.

La historia de “Pinocho”, la quiero aquí contar…Para que no se pierda en la memoria, las anécdotas, que voy a narrar.El dueño del perro, era un hombre vagabundo, que estaba recorriendo el mundo, sin importarle el horizonte.Todos los días, se levantaba y el perro con las prisas apenas desayunaba, le quitaba a los gatos, un poco de comida, algún resto de otro plato, una raspa de sardina: Esperando por el hombre, que iba siempre con prisas.

Cuenta la historia, que el perro primero se llamó, “Socorro”, Se lo puso el dueño, con socarronería. Se tumba en la playa con una botella de vino y quiso el destino, que al perro así llamaba, con la voz en grito. ¡Socorro! ¡Socorro! El perro en la orilla, jugando con los niños. Una mujer que pasaba, se asusta ante tamaños gritos se va a buscar a un guardia, por si acaso, se cometa algún delito, se acerca hasta el hombre, le pregunta la razón de tanto grito, él curtido ya, por la más de una ocasión, en que se vió pasar lo mismo le explicó a la señora, con gran decoro, que había llegado el momento de irse a marchar, y cada vez que llamaba al perro, la gente se asustaba y se ponía a mirar, a preguntar que pasaba; pero el vagabundo no sabía que habían llamado a un guardia municipal, ante tan gran escándalo: sintió un gran sonrojo, pues sabía lo que iba a pasar… Llegó el guardia preguntando, que era lo que estaba tan mal, había reconocido desde la acera que da a la playa, lo que antes pasó ya. Se dirigió al vagabundo, para el cuartelillo, con el animal, al cual le parecía absurdo, tanto follón, por ponerse su dueño a gritar; ya en comisaría. Le hicieron allí, cambiar, o el nombre del perro, o el suyo para fichar. No le quedó más remedio, enseguida, buscó uno. Como había una mentira de por medio y eran cerca de las ocho, no se acordó de ninguno y le puso “Pinocho”. Al perro le daba igual, como lo llamaran, sabía cuando tenía que actuar, cuando caminar cuando su dueño se marchaba.

5ª PARTE
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Marta, la gata tricolor, parió a cuatro gatos, dos iguales que ella negro, blanco y marrón, otro, no sé de qué especie era, pero el otro, fue una flor…Tan dotado de belleza, que la cuál, a todos cautivó.Era un gato de porte inglés, era el saber estar, en cualquier lugar. Era muy bello, pero a él, eso le daba igual: Fue juguetón muy travieso, se ponía a jugar, con las olas del mar, con las caracolas y cangrejos, con los rayos del Sol, que reflejaban el hueco que era su hogar. No dormía sólo, estaba su mamá, sus dos hermanos y otro gato extraño, que le dio por llegar y allí se afincó, como si fuera un hermano más. Le faltaba un ojo, a mí no me dio pro preguntar, pero me imaginaba su enojo, si se lo querían recordar…Era muy extraño, hasta en su forma de caminar, sería por faltarle algo y no podía bien mirar: le cogimos cariño, se le trataba igual que a un niño y mira que eso era difícil, con todas las cicatrices, que te iban marcando, el camino de las piedras, las sendas del olvido, que pasas y te acuerdas, si las has visto de nuevo, si no, insisto, si te vi, no me acuerdo.

Las sendas del camino, que marcaron mis recuerdos. Procuraba acompañarlo cada mañana, para desayunar, para que no le faltara nada y que nadie le fuera a gritar, al querer comer, allá estaba yo, con él: Le decía, ven despacio, ¿Cómo te llamas?, quiero ayudarte y no hacerte daño, te quiero acompañar, por si hay algún gato que te mire mal, porque quieras comer, sin saber esperar, pero aquí, estoy yo; para que no te hagan mal, para que aprendas a estudiar este lugar.
No es para siempre, pero nadie te va a echar, sé consecuente, con lo que quieras conquistar, te dimos cariño, te tratamos como un hijo, respeta el lugar. Me da vergüenza decirlo, me llamo “Pla”. Sonó su voz, tan fina, que parecía un hilo, no me dio mala espina, al contrario, otro sentimiento vino, quizás fuera la mar, o las cosas del destino: Bueno, “Pla”, si no te importa, yo te quiero ayudar;

Me llamo “Mao” y vivo en este lugar, con el Poeta, con todos los gatos, con las mujeres que nos alimentan y con las olas del mar: Me llamo “Mao”…Déjate llevar.
Con las noches de frío, con el corazón encogido de miedo por los truenos, que me llenan de miedo y me hace llorar. Aquí vivo, en éste lugar y te quiero ayudar, porque necesito, el poder disfrutar la vida, quizás, así lo consiga, te quiero ayudar…¡Pero pórtate bien, no me hagas maullar mucho!, se metía en un cartucho y no sabía escapar: Todo le parecía un mundo, no veía más allá. A veces me daba un susto, y yo, no quería mirar. Me parecía a mí, que muchas veces, se hacía de rogar…
Te sientes seguro, cuando alguien te protege, pero muchas veces la vida viene a demostrar que hay tiempos crueles, que también nos hace llorar: y temblar…
Pero era feliz, tan sólo, a medio mirar, parecía como sí, me quisiera demostrar, que lo que le queda de vida… La quería apurar tanto, que no le importaba, lo que a medias miraba, tan sólo, pedía cariño, un poco de cobijo y amigos para jugar, sin contar, cuántos. Pero no sabía cuando, ni en que lugar, no sabía donde ir, ni a dónde llegar, pero estaba aquí, era uno más, a veces lo quería corregir, pero no había palabras suficientes, para hacer llegar a su mente, el mensaje, que le quería dar. Éramos tantos, cuántos gatos, se llegaron a juntar, cuántas mujeres, ¡Qué casualidad! Siempre eran las mismas, con sus prisas al marchar; cuando terminábamos de comer, nos acostábamos a escuchar las olas del mar…
Veíamos amanecer, escondidos en algún lugar. Los días festivos, los veíamos llegar, llegaban padres con sus hijos y las cañas de pescar.Empieza la mañana, me limpio la cara, con mis patas delanteras, no quisiera yo, o si quisiera, ver abrirse una caña, con cebo de cangrejo, hay veces que esperas y se te van las ganas, porque sientes que te haces viejo de tanto mirar, los aparejos, que el hombre emplea, para pescar. Pero todo es paciencia, saber esperar.
Hay un cubo con agua del mar que espera, a que pronto, se pueda llenar…
Pero aquí estoy yo, para contar, cada pescado que pesca, cada calamar; ahí, está “Nuf”, que piensa y mira sin mirar; El cielo azul, se ve detrás: Empieza la mañana y no paro de contar, cuanto pescado gana, alguna pieza se resbala, pero él la va a buscar. Es su trofeo más preciado, lo acaba de pescar. Lo trata con cuidado. Es un pescado azul, el nombre me da igual, a mí, como si es un atún, como si fuera un calamar… a la hora de comer, para qué pensar.
Van pasando las horas, el día, marcha detrás; un cangrejo subido en una caracola, ¡Qué cómodo va!. Una lapa pegada a una roca, las olas no la pueden despegar, los cangrejos se despojan de su concha y en las piedras, cerca del mar, se escucha un rumor, como cuando te acercas al oído, una caracola, parece que las olas vienen y van…Te hablan del mar, del sonido de las olas, que no saben hablar: Pero te hablan del mar… Aparte de “Pinocho”, el perro del vagabundo aquel, amigo del Poeta: Estaba “Mimo”, otro perro, que se creía el amo del mundo.

Era distinto, una rareza, siempre buscaba cariño, caricias y muestras.Se dejaba querer y no por pereza, siempre encontraba a quien le regalara una caricia, nunca tenía prisas para nada. Tampoco llegué a ver, s u cara disgustada, no me molestó, ni a mí, ni a la manada: Se dejaba querer…Era tan lindo, nunca molestaba, pero había un gato, que a veces lo inquietaba, era el “Sabio”, el jefe de la manada; Teníamos leyes no escritas pero todos, las respetaban. Siempre está falto de cariño, este perro: No entiendo el misterio, parece un niño. Que si halagos, que si besos…
Y los gatos mirando, buscando el regreso del Sol. Encontrar la piedra que más calienta, buscar el hueco donde se sientan, los hombres a comer, entre ellos, el Poeta, que siempre que me ve, deja algo caer, aunque lo tenga en la boca, en molienda: Siempre está el Poeta.

Mis pasos presurosos, no buscaban la derrota. Sabía que de cualquier modo, siempre me sentía uno más, con todos: Pero jamás pensé, que esto acabara así, me sorprendió la vida, que me tocó vivir. Me supo a mal sabor de boca, pensaba que la vida estaba loca, y no me dejaba elegir, pero me conformé, porque aquí, esto es así, no hay donde escoger a mí, me lo tocó vivir. Ganar o perder, pero mientras tanto, no discutí con nadie, supe buscar el aliento, que me traía el aire, quise encontrar la paz y el sosiego, no quise encontrar, mentiras, que a fuerza de disfrazarla de verdad, sólo veía, en un mundo de ciegos, pero esto es así, los pasos de la vida, se hacen viejos y encuentran salidas, donde menos me lo espero.

Y esta es la historia de “Mao”, un gato desafortunado, fue un rato, que pasó volando. ¡Qué breve es la vida, que leve la sonrisa, te espera la muerte, donde no te imaginas, está siempre seria, sin una sonrisa!. Pero siempre está presente.
Pero lo que me tocó vivir, lo viví apurando el tiempo, no sabría decirles si era cierto, que la vida me dejaba de lado: Me gustaría descubrir los misterios antes de haberme marchado, ahora que lo sé, porque eso nunca lo habría imaginado, pero ya ven, juego de este lado de la vida, o de la muerte, que me tocó ganar o perder…
No lo sé, pero ahora me suena tan indiferente, que me da por contarle a la gente, “Cuentos para gatos”. Por si alguien lo lee, que sepa que siempre estuve esperando por él, por si traía algo de comer, o para pasar juntos el rato, el pescando y yo mirando, los peces que se dejaban coger…No le quitaba los ojos al balde con agua salada. Elegía el que más estaba de merecer metía una mano, quería comer. Pero el señor que estaba pescando, me tiraba un lebrancho, para no entorpecer y para que no cogiera, algún que otro pez, tantos recuerdos que guardo del ayer, que se marchó volando y yo, con él.

Tantas historias para contar, que se guarda mi memoria. Quizás mi vida se aparte, pero aquí queda este cuento que se pierda mi Alma si miento, o no quiero saludarles.Esperando volver de nuevo, de cualquier rincón de donde nadie sale, por ser un sitio tan ingrato.Esperando contar de nuevo…“Cuentos para Gatos”.≈ FIN ≈

3.22.2008

Brilla en mi, Oh sol

Todos me dicen que hay en tu boca,
nectar de dioses y diestro plan
llenas los cuerpos de miel de rosas
aunque por ello hay que pagar

Siguen diciendo que vuelves locas
todas las almas que han de probar
en ti convergen todas las cosas
si tu me animas he de llegar

Brilla en mi, oh sol, si..mi sol,
dame aliento y felicidad,
si dame amor, solo amor.
Tu uh uh uh.. serás mi sol.
en el ocaso sin replandor
de mares turbios llenos de sal,
si dame amor, solo amor.
Tu uh uh uh serás mi sol.
Brilla en mi oh sol, si..mi sol


He ido al cielo en un suspiro,
donde la fuente dulce de amar
quitó lo amargo de mi destino
cambió la espina de mi rosal

Sonríes lento cuando te miro
el tiempo acaba y has de marchar
Me das mil besos con el rocío
en mi recuerdo te he de llevar

Brilla en mi, oh sol, si..mi sol,
dame aliento y felicidad,
si dame amor, solo amor.
Tu uh uh uh.. serás mi sol.
en el ocaso sin replandor
de mares turbios llenos de sal,
si dame amor, solo amor.
Tu uh uh uh serás mi sol.
Brilla en mi oh sol, si..mi sol


Autor:Juan Carlos Grajales

Tu carne entre mis dedos

Te miro cual Adán sediento
en tu mundo del jardín prohibido
mis ojos deciden tocarte,
extasiarme en el sabor de tu aliento.
No pases de largo sin mirarme
quiero en tu cuerpo vivir olvidos
y déjame a mi también probarte,
sentir el loco perfume de tu anhelo,
qué no se lo lleven los aires de otros vientos,
dejame la generosidad de tu sedienta carne,
tu carne entre mis dedos.

Entonces no habrá ya nadie
que ocupe mi espacio de vida,
solo el sabor de tus brebajes
que llenen mi alma marchita,
con el bello hechizo de angel
de unos ojos que beban deseo
no estará más mi corazón sediento,
maldita mi hambre de carne,
tu carne entre mis dedos.